miércoles, 22 de julio de 2009

ESTUDIANTES CAMPEÓN DE AMÉRICA

HIZO VALER LA MÍSTICA Y SE QUEDÓ CON LA COPA LIBERTADORES

Tal vez el favorito para muchos era Cruzeiro. Había jugado un buen partido en La Plata y de local tenía la seguridad de resolver la serie a lo largo de los 90 minutos. Sin embargo, Estudiantes no salió a esperarlo en el último cuarto de cancha y planteó el partido en la mitad de la cancha, con posesión de balón y mucho orden en la zona posterior.

Cruzeiro lució desconectado y con gran dificultad para generar opciones de gol. Ya Estudiantes se había tomado mayor confianza tras los primeros 15 minutos de partido y había llegado al arco contrario, tal vez con la opción más clara del primer tiempo, cuando Gastón Fernández confundió a la defensa y le tiro un pase de globo a Bocelli, quien no logró patear con potencia.

Para el segundo tiempo, un remate de media distancia pegó en Desábato e infortunadamente desvió el curso de la pelota para que Andújar nada pudiera hacer. Sin tener argumentos futbolísticos para ir ganando, Cruzeiro se fue arriba en el marcador y su nivel, que era bajo, empezó a empeorar, parecían cansados y sin ideas.



Estudiantes tomó el balón, y rápidamente con la sapiencia de Verón, tejió una jugada que terminó en el popular pase de la muerte y el empate de Gastón Fernández con complicidad de los centrales brasileros. El 1-1 parcial produjo un golpe anímico para Cruzeiro, que perdió el balón frente a un Estudiantes que se llenó de confianza y siguió galopando hacia el arco adversario.

En un tiro de esquina lanzado por Verón, apareció Mauro Boselli para sentenciar al equipo de Belo Horizonte con un cabezazo tal como lo dicta el manual: hacia el piso cuando la intención es de ataque, imposible para el portero. La Plata se tornó en un mar de lágrimas de felicidad, las viejas glorias del equipo de Zubeldía ahora eran los espíritus invencibles de los 11 jugadores de Estudiantes que estaban a menos de 10 minutos de alcanzar la cuarta Copa Libertadores para el Pincha.

Y Estudiantes quería más. El trabajo estaba más que realizado y sólo esperaban el pito del réferi para timbrar el escudo Pincharrata en el trofeo y entregárselo al capitán Verón, quien demostró ser un líder íntegro y propio de la casa de Estudiantes. Pero antes vendría un último sufrimiento, un rebote luego de un córner con riflazo que se estrelló rebeldemente en uno de los vértices de la portería de Andújar.

Pasaba el minuto 93, el juez pitó y el Pincha a celebrar, Bilardo en uno de los palcos del estadio recordaba lo que vivió hace 39 años. Una final emotiva, un partido con un justo ganador y un Cruzeiro del cual esperaban más sus hinchas, reconociendo que se encontró con el peso, la valentía y el carácter de otro histórico.

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