Si no cometiese errores, me llamarían Beckenbauer.
Abelardo Fernández Antuña
miércoles, 31 de agosto de 2011
Pinchacrónica
CATEGORÍA CUARTA
ESTUDIANTES 2-1 RINCÓN C.D.
Lo primero que habría que decir es que en este tipo de partidos son muchas circunstancias que pueden superponerse a cualquier plan de juego. Bien sea porque los equipos lleguen sobre la marcha para la entrada en calor, porque nuestra cultura futbolera esté acostumbrada a retardar la hora pactada para el arranque de los partidos, o porque al adolescente futbolista le cueste adaptar sus piernas a la tiesura de un terreno de juego desaliñado y sin mantenimiento, en sumatoria, todas estas resultan siendo condiciones externas que afectan en diferente proporción la actitud y el rendimiento de cualquier equipo.
Los primeros 15 minutos se resumen en imprecisiones de parte y parte, un juego donde ambos equipos disputaban el poder del balón e intentando encontrar las falencias del rival para hacerle daño. Quien pegó primero fue Rincón C.D., que en una jugada fortuita aprovechó la negligencia del sistema defensivo de Estudiantes para vencer la portería de Diego Cuellar. Como suele suceder en el fútbol, paralelo a la vida misma, la adversidad provoca acciones positivas. El 4-3-1-2 planteado por Marco Alba tomó mayor control de la zona media gracias a los desplazamientos de ida y vuelta de William Triviño, el empuje de Nicolás Poveda y la persistencia de Carlos González, quienes participaban más en la elaboración ofensiva. En estudiantes se percibió a lo largo del partido la intención de evitar la improvisación y reforzar el juego colectivo. María Paula Rincón buscaba permanentemente a Smith y a Hincapié en lugar de poner en práctica lanzamientos de larga distancia.
Sin embargo, el juego rudo del rival obligaba a que en varias jugadas los pincharratas se vieran presionados a soltar el balón con prontitud y de ahí a provocar imprecisiones, entregas incorrectas. Sólo una jugada colectiva a través de paredes iniciada por Triviño donde participaron Smith e Infante, permitió que Estudiantes igualara en un momento donde ya el equipo había ganado confianza en el juego y la talla del adversario ya parecía ser un prejuicio superado.
Si el rival quería llevar el juego a la fricción, Estudiantes se mantuvo en la idea de conseguir la victoria con prontitud para asegurar el resultado, pues contaba con mayores recursos para ello. Inclusive generando varias situaciones de gol tanto de balón detenido como de pelota en movimiento, pasó algunos sustos producto de algunas inseguridades en la zona posterior. Sobre el final, un tiro libre de costado lanzado por Sergio Vanegas terminó otorgándole la victoria a Estudiantes con complicidad del guardameta pese a la potencia del cobro. Más allá del 2-1, el equipo mostró orden en cada posición y sigue sumando en la tabla.
Opinopincha
HEBDOMADARIO PINCHARRATA invita a consultar el siguiente artículo:
http://www.elpais.com/articulo/deportes/futbol/robaron/gente/elpepidep/20110711elpepidep_17/Tes
http://www.elpais.com/articulo/deportes/futbol/robaron/gente/elpepidep/20110711elpepidep_17/Tes
domingo, 21 de agosto de 2011
Memoria del Pincha
RODRIGO BRAÑA
En el año 1997, Rodrigo Braña debuta con Quilmes AC en la categoría B donde realizó su proceso en divisiones menores. Al año siguiente fue tenido en cuenta por José Pekerman para un pentagonal de la categoría sub-20 jugado en Uruguay. En ese año, Braña pasa a la categoría B del fútbol español para jugar durante un año con Mallorca.
Regresó a su club de origen y dos años después Unión de Santa Fe lo contrata, siendo su primera aparición en la primera división del fútbol argentino. Regresa una vez más a Quilmes y en el año 2004 llega a integrar el plantel de Estudiantes que lograría posteriormente el título local en el 2006. Su rendimiento le permito estabilizarse en el equipo, y pese al infortunio de perder la final de la Copa Suramericana en el 2008, la gloria llegaría en el 2009 cuando el Pincha se coronó tetracampeón de la Libertadores en la cancha de Cruzeiro.
A finales del mismo año, hizo parte de la experiencia vivida en el Mundial de Clubes realizado en Abu Dhabi. El equipo disputó la final frente a Barcelona FC, perdiendo el juego en el tiempo suplementario. Un año memorable para el chapu, que como premio recibió su primera convocatoria a la Selección Argentina para enfrentar dos partidos correspondientes a la Eliminatoria mundialista hacia Suráfrica 2010.
Pinchacrónica
CATEGORÍA SÉPTIMA:
INICIACIÓN EN EL FÚTBOL Y ADQUISICIÓN DE FUNDAMENTOS TÉCNICOS
Cualquiera pensaría que dirigir se reduce al hecho de tomar un grupo, diagramar un equipo en el campo, escoger quién ocupa las posiciones y pare de contar. Para ello hay que ir paso a paso, y el primer paso es escudriñar en la raíz, en la base, lo que en términos científicos podría nominarse detección o iniciación.
Sobre las ocho y diez de la mañana aproximadamente, el entrenador John Escobar ya está explicando la primera dinámica del entrenamiento. Los chicos ávidos de fútbol, a veces fogosos, escuchan con atención pese a su tentación por patear la pelota. A esa edad no interesa saber por qué el entrenador hace lo que hace y dice lo que dice, uno sólo quiere ir tras el balón, perseguirlo, darle patadas mientras el profe escoge las palabras más fáciles posibles para entregar el mensaje que desea a sus pequeños soñadores del fútbol.
A lo largo del entrenamiento, una característica notable es la variedad de actividades. En casi tres horas, el técnico se las ingenia para lograr que cada tarea impuesta a los chicos se enfile hacia la adquisición de fundamentos técnicos y su correcto uso en el juego. La repetición de los movimientos, acompañada de permanentes expresiones verbales del profesor Escobar, buscan en el niño mejorar destrezas psicomotrices. A través de reglas sencillas, el entrenador implementa acciones de conducción, pericia en el pase, control del balón y remate a la portería, entre otros gestos de orden técnico.
En el mundo del niño que integra esta categoría, los laberintos y los juegos de malabarismo completan la estructura en pro de promover inteligencia, no sólo en el juego, pues a través de la herramienta del mismo se potencializan recursos humanísticos como creatividad, toma de decisiones y responsabilidad de cada acto en beneficio del proceso personal, y en consecuencia, de los compañeros del equipo. En las postrimerías del entrenamiento, recordando al locutor colombiano Roger Araujo, el entrenador revisa situaciones, evalúa la sesión, motiva al grupo y despide con el habitual grito pincha, pincha, pincha…
Sobre las ocho y diez de la mañana aproximadamente, el entrenador John Escobar ya está explicando la primera dinámica del entrenamiento. Los chicos ávidos de fútbol, a veces fogosos, escuchan con atención pese a su tentación por patear la pelota. A esa edad no interesa saber por qué el entrenador hace lo que hace y dice lo que dice, uno sólo quiere ir tras el balón, perseguirlo, darle patadas mientras el profe escoge las palabras más fáciles posibles para entregar el mensaje que desea a sus pequeños soñadores del fútbol.
A lo largo del entrenamiento, una característica notable es la variedad de actividades. En casi tres horas, el técnico se las ingenia para lograr que cada tarea impuesta a los chicos se enfile hacia la adquisición de fundamentos técnicos y su correcto uso en el juego. La repetición de los movimientos, acompañada de permanentes expresiones verbales del profesor Escobar, buscan en el niño mejorar destrezas psicomotrices. A través de reglas sencillas, el entrenador implementa acciones de conducción, pericia en el pase, control del balón y remate a la portería, entre otros gestos de orden técnico.
En el mundo del niño que integra esta categoría, los laberintos y los juegos de malabarismo completan la estructura en pro de promover inteligencia, no sólo en el juego, pues a través de la herramienta del mismo se potencializan recursos humanísticos como creatividad, toma de decisiones y responsabilidad de cada acto en beneficio del proceso personal, y en consecuencia, de los compañeros del equipo. En las postrimerías del entrenamiento, recordando al locutor colombiano Roger Araujo, el entrenador revisa situaciones, evalúa la sesión, motiva al grupo y despide con el habitual grito pincha, pincha, pincha…
miércoles, 10 de agosto de 2011
Pinchafrase
La fe tiene dos ingredientes: nuestra confianza en los demás y lo que esperan los demás de nosotros.
Johan Fichte
Memoria del Pincha
Pedro Osácar, hijo de un uruguayo, es uno de los dirigentes más reputados en la historia de Estudiantes de la Plata. Para históricos de la casa como el beto Infante, Osácar era un caballero. Presidió el club entre el 40’ y el 46’ en tres momentos distintos ya que los mandatos en ese entonces duraban dos años como máximo periodo. Por aquella década de los cuarenta, cuando en el fútbol comenzaron a aparecer los números en las camisetas de los futbolistas, Pedro Osácar, quien ocupaba un lugar prestigioso como dirigente de la AFA, se alzó con nada menos que la construcción de la sede para el club. Esta gesta sirvió para atraer socios e inversionistas así como el concepto del club desde el fútbol hacia otros deportes.
Pese a que nunca pudo ser testigo de un Estudiantes campeón, varios dirigentes actuales y de antaño lo recuerdan como un hombre que privilegiaba la palabra por encima de la violencia. Osácar también fue protagonista de uno de los sucesos políticos más importantes en la historia de Estudiantes, cuando en el año 1952 se opuso radicalmente a una intervención del gobierno a la institución que obligó a que el nombre Estudiantes de la Plata se cambiara por el nombre de Estudiantes de Eva Perón. Esto le llevó a la cárcel, por lo que los mismos presidentes de los demás clubes exigieron su libertad, demostrando que los cargos imputados contra él eran injustificados.
Opinopincha
HEBDOMADARIO PINCHARRATA invita a consultar el siguiente artículo:
http://blogs.elespectador.com/elmagazin/2010/09/29/futbil-y-literatura-un-amor-a-las-patadas/
http://blogs.elespectador.com/elmagazin/2010/09/29/futbil-y-literatura-un-amor-a-las-patadas/
jueves, 4 de agosto de 2011
Memoria del Pincha
El médico platense Jorge Luis Hirschi es recordado en la casa pincharrata por varios motivos. Como presidente, a finales de los 20’ e inicios del 30’, cuando se incrementó el número de socios del club, además de algunas mejoras en la infraestructura del estadio de Estudiantes. Como futbolista, perteneció al equipo que logró el ascenso a la Primera División en el año de 1911 siendo el goleador, y de igual manera, al plantel que salió campeón del torneo amateur dos años después. En agradecimiento a su gestión como presidente entre 1927 y 1932, Hirschi obtuvo el honor de tallar su nombre en el estadio del león desde el 70’ hasta el 2007 cuando fue demolido.
Opinopincha
Venezuela, cuatro meses atrás. Se enfrentaban Estudiantes de Mérida y Deportivo Anzoátegui. Algún sector de la prensa venezolana apostaba el triunfo por el primero, contrario al segundo equipo, por quien no daban un peso. Por fortuna el fútbol es impredecible y nos pone a pensar, a tragarnos nuestras prédicas. Si en la repisa está dibujado el espectro de un juego donde uno nunca ve los goles, en la realidad los jugadores deciden cómo será el show, si habrán goles o no... Si en la Copa América pocos esperaban un Perú-Venezuela disputando el tercer puesto por encima de Brasil o el mismo Chile, quien para mi gusto mereció un mejor posicionamiento en el torneo, cada campeonato se entorpece en sus estadísticas porque el presente muestra que se han nivelado tanto las cargas como los guayos. El jugador peruano es más consciente de su historia en el fútbol, el futbolista ha ido entendiendo que 11 jugadores pueden superar a otros 11 por destreza técnica, capacidad física y resistencia psicológica, así sus colegas porten la casaca de Argentina o de Brasil.
En ese partido del fútbol venezolano, cuentan que el entrenador Rafael Santana (ex futbolista que convirtió el primer gol de Venezuela en una Copa América) entró en crisis, o mejor dicho, en un estado de incredulidad, de suspensión de juicio. Escéptico de su táctica, del recurso de sus jugadores y con la impotencia hecha carne al presenciar un 0-3 como local en 58 minutos transcurridos de partido, hizo algo poco usual: sustituir al guardameta.
Pese a la furia del cancerbero Rafael Romo, quien se retiró no sólo de la cancha sino también del estadio, queda ese desafío al hincha y al seguidor del fútbol de razonar cómo es de diferente experimentar el fútbol desde la planta baja. Si los hinchas de Estudiantes de Mérida enloquecían por la paliza que recibían del visitante, no me quiero imaginar sus rostros de amargura esperando el ingreso de un atacante desde la lógica de un alma fanática, donde es poco probable que un golero anote sólo por acatar su castigo de cuidar la portería. Pero como el fútbol no es un secreto para nadie, resulta algo más misterioso e incierto: podría ser un asunto de fe, pero no esa fe proveniente de fuerzas divinas, sino de creer en la posibilidad de que el pensamiento de un entrenador, sumado a las habilidades del jugador, ambos procesos sometidos a un laboratorio llamado ‘entrenamiento’, se sintonicen desde la cabeza hasta los pies justo en la hora del juego.
Carlos Andrés Escobar
Psicólogo
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