miércoles, 25 de abril de 2012

Pinchafrase


















En el fútbol no hay recetas que garanticen el éxito ni hay medidas para prevenir el fracaso.

Gustavo Alfaro

Memoria del Pincha














Adrián Escobar, el entonces Presidente de la AFA, dona el trofeo a un torneo local argentino que llevaría su apellido: la Copa Escobar. Se trató de una competencia nacional clasificada como no regular que enfrentaba los primeros 7 equipos de la tabla en Primera División. Sus reglas cumplían con varias particularidades, entre ellas, que los partidos duraban 40 minutos repartidos en dos tiempos de 20 minutos y se desempataba contando el número mayor de lanzamientos de esquina a favor.

Este torneo estuvo vigente entre los años 1939 y 1949, registrando entre su lista de campeones a Estudiantes de La Plata, quien se lo adjudicó en el año 1944. Dado que participaban 7 equipos, el último campeón se clasificaba directamente a la fase semifinal. En primera fase, Estudiantes empató sin goles contra River, eliminándolo por 4 corners contra 3. En el juego semifinal derrotó 2-1 a Huracán y en la final venció a San Lorenzo por la mínima diferencia. Todos los partidos se jugaron en el Gasómetro de Buenos Aires, entre el 30 de Noviembre y el 2 de diciembre de ese año.

Pinchacrónica



DE NUEVO HACIA LA PLATA, LA FILOSOFÍA DE ESCUELA Y LA COPARTICIPACIÓN…



Leonardo Molina, Director General de Organización Estudiantes Colombia, introduce el encuentro con padres llevado a cabo el pasado sábado 14 de abril en la sede deportiva. Con un tono visceral que contagia al reforzar sus conceptos relatando algunas de sus vivencias cuando practicó fútbol de alto nivel, expone argumentos que lo retan a reformar el modelo de escuelas de fútbol en el país.

En su intervención, Leonardo insiste en que no sólo se trata de enseñar fundamentos de fútbol; la formación es un asunto que nos compete a todos, los resultados dependen del aporte de cada actor que se suma a la escuela. Lo anterior debe sustentarse con procesos sostenibles, medibles y alcanzables, pero ante todo, sensatos y responsables.

Entre las novedades más importantes, Molina presentó la planificación prevista para el viaje a La Plata, que este año buscará llevar tres categorías a competir. Algunos padres de familia intervinieron para compartir algunas experiencias que han favorecido a alumnos que han viajado a La Plata, evidenciando ventajas específicas en materia de comportamiento. Sus opiniones, en buen porcentaje, resaltaron el compromiso y la organización del club así como la calidad de las relaciones humanas que se expermientan, lo anterior sumado a algunas sugerencias que pueden contribuir a solucionar algunos impases circunstanciales.


La segunda parte de la sesión estuvo a cargo del psicólogo del club. Escobar, en su apuesta por promover la confianza, el respeto y la coparticipación como ejes indispensables para la construcción de un clima de escuela sano y proactivo, sugirió una dinámica interactiva y grupal con los padres participantes, quienes resaltaron debilidades, oportunidades, fortalezas y amenazas de la experiencia de ir a competir con categorías de base.   

Opinopincha



‘JUICIO ARBITRAL’… ¿DÓNDE QUEDÓ EL BALÓN?


No soy quién para decir si un árbitro pita bien o mal. Acerca del fútbol, últimamente he optado por callarme lo que en verdad pienso (lo hablo conmigo mismo a la manera del filósofo). Primero, por respeto a quienes lo viven a nivel profesional; segundo, por quienes lo han estudiado; y tercero, para evitarme altercados con aquellos que dicen haber visto mucho aunque sus comentarios no lo demuestren.

Todos los días hablan de los árbitros. Y así como hablan de los árbitros, hablan de los jugadores y de los técnicos. Siempre tienen una valoración positiva y negativa. “Bielsa es bueno, Péckerman es malo”. “Maturana fue bueno, Rueda fue malo”… Por ejemplo, Markarián era bueno el año pasado cuando terminó la Copa América, algunos periodistas peruanos auguraban el ‘Renacimiento’ de la época dorada, pero ahora es malo porque realiza microciclos. Tan malo es que ni siquiera tiene derecho a defenderse de un hincha que lo ataca verbalmente sin argumento alguno, y que de haberle golpeado, entonces le hubiesen clasificado como un gamberro solamente por evitar ser agredido.

Es desolador y a la vez da susto… Tanta erudición sobre fútbol sólo para limitarse a decir: “es bueno, es malo…” Por un “mal” pase entregado, por un cambio “mal” hecho, por una jugada “mal” cobrada… Hace poco me encontré en la calle a un viejo conocido de esos de la época cuando íbamos al estadio a ver equipos que no eran de nuestro afecto. Decepcionado, me decía: “se creen normales pero parecen enfermos, sólo ven lo malo”.

 A Machado, a Roldán, a Vélez y demás árbitros del fútbol local los critican porque son malos y no saben pitar, los tildan hasta de ineptos, como si el error arbitral pasara en todos los casos por equivocarse adrede o no aplicar el reglamento al pie de la letra. Por fortuna existen miles de estudios de fisiólogos, educadores físicos y expertos arbitrales realizados en Europa y en América (D´Ottavio & Catagna en Italia, Plessner y otros colaboradores en Inglaterra y Estados Unidos -esos sólo para entregar algunos como ejemplo) que han hallado argumentos contundentes en los últimos 20 años explicando el sesgo arbitral, razones lógicas dentro de la experiencia deportiva como el agotamiento físico y la deshidratación, el defecto visual-auditivo, el ángulo y ubicación frente a las jugadas, el control de temperamentos de futbolistas y técnicos, el tipo de competencia y otros factores externos de orden sociocultural.

De tiempo para acá, los comentarios de fútbol se centran en todo menos en la pelota. Hablan de los salarios y de los fichajes, de los escándalos dentro y fuera del vestuario, de periodistas que recomiendan entrenadores, de sobornos a árbitros, de partidos arreglados, de otros delirios y de un pocotón de personajes que a la larga ni tienen nada que ver con el fútbol. ¿Dónde quedó el balón? En el fútbol globalizado, se vende más la trompada que se dieron hinchas y futbolistas detrás de los buses en la sede de concentración que una virtud técnica o un acto de deportividad.


Carlos Andrés Escobar B.
Psicólogo