MÁS QUE EL TERCER PUESTO, SE TRAEN UNA VALIOSA EXPERIENCIA
• Sin duda, aprenden todos. Los muchachos de este tipo de partidos y también quienes los seguimos, porque en ellos hay que rescatar virtudes.
• Aunque en un comienzo les costó adaptarse al contexto, mantuvieron una actitud de entrega permanente y deseos de hacer las cosas bien, aspecto para aplaudir.
• Autoconcepto futbolístico: los muchachos han aprendido a reconocer sus fallas y no atribuir culpas a agentes externos. Tuvieron autocontrol y mostraron madurez para afrontar la competencia. Eso los hace más responsables sobre sus acciones frente al equipo.
• Juego de equipo: hay errores, siempre aparecen… Entendieron que ante la adversidad todos deben aportar para reponerse. Este vez no se ganaron los partidos, pero sí se ganó en conducta colectiva, en corresponsabilidad, en mantener una identidad de grupo. Es un juego donde hay diversidad de opiniones y de sentimientos, el fútbol trae alegrías como tristezas y los chicos deben aprender a ver que ambos momentos son posibles. “El equipo somos todos, así como perdemos, también ganamos”.
• Los chicos tuvieron en ciertos pasajes de los partidos capacidad de resistencia física. Jugar en canchas desconocidas los obliga a ser recursivos. Por ello la importancia de que aprendan a conocerse y saber qué pueden dar y en qué circunstancias. El ser humano es complejo, muchas veces ocurre que se espera que actúen de cierta forma y responden de otra, y se debe a elementos muy particulares. No todos responden de igual manera a la instrucción dada por un técnico, a la conducta deportiva de otro jugador, a la percepción que se crea del rival, a las decisiones arbitrales; el fútbol es un juego donde hay varias “psicologías” que lo interpretan, y en ese sentido, vale la pena que estas actividades ayuden a conocer más a los niños.
• Algunos niños se sienten culpables por los resultados, y lo atribuyen a una falta de comprensión sobre sus funciones en la cancha. Es normal que pase, les pasa a los equipos profesionales, con mayor razón a este nivel. Es parte del proceso, para eso hay un técnico que se sienta a evaluar, trata de reconocer los aspectos colectivos e individuales en cada jugador para trabajarlo en los entrenamientos. El fútbol también es de acuerdos, y para ello siempre es clave la confianza entre sus miembros, los espacios de diálogo donde se expongan puntos de vista, encontrar en el jugador la relación motivación-cualidad para luego perfeccionar a través del entreno.
• Sin duda, aprenden todos. Los muchachos de este tipo de partidos y también quienes los seguimos, porque en ellos hay que rescatar virtudes.
• Aunque en un comienzo les costó adaptarse al contexto, mantuvieron una actitud de entrega permanente y deseos de hacer las cosas bien, aspecto para aplaudir.
• Autoconcepto futbolístico: los muchachos han aprendido a reconocer sus fallas y no atribuir culpas a agentes externos. Tuvieron autocontrol y mostraron madurez para afrontar la competencia. Eso los hace más responsables sobre sus acciones frente al equipo.
• Juego de equipo: hay errores, siempre aparecen… Entendieron que ante la adversidad todos deben aportar para reponerse. Este vez no se ganaron los partidos, pero sí se ganó en conducta colectiva, en corresponsabilidad, en mantener una identidad de grupo. Es un juego donde hay diversidad de opiniones y de sentimientos, el fútbol trae alegrías como tristezas y los chicos deben aprender a ver que ambos momentos son posibles. “El equipo somos todos, así como perdemos, también ganamos”.
• Los chicos tuvieron en ciertos pasajes de los partidos capacidad de resistencia física. Jugar en canchas desconocidas los obliga a ser recursivos. Por ello la importancia de que aprendan a conocerse y saber qué pueden dar y en qué circunstancias. El ser humano es complejo, muchas veces ocurre que se espera que actúen de cierta forma y responden de otra, y se debe a elementos muy particulares. No todos responden de igual manera a la instrucción dada por un técnico, a la conducta deportiva de otro jugador, a la percepción que se crea del rival, a las decisiones arbitrales; el fútbol es un juego donde hay varias “psicologías” que lo interpretan, y en ese sentido, vale la pena que estas actividades ayuden a conocer más a los niños.
• Algunos niños se sienten culpables por los resultados, y lo atribuyen a una falta de comprensión sobre sus funciones en la cancha. Es normal que pase, les pasa a los equipos profesionales, con mayor razón a este nivel. Es parte del proceso, para eso hay un técnico que se sienta a evaluar, trata de reconocer los aspectos colectivos e individuales en cada jugador para trabajarlo en los entrenamientos. El fútbol también es de acuerdos, y para ello siempre es clave la confianza entre sus miembros, los espacios de diálogo donde se expongan puntos de vista, encontrar en el jugador la relación motivación-cualidad para luego perfeccionar a través del entreno.
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