Venía con muchas ganas de hacer las cosas bien. Sabía que mis padres me irían a ver y que esperaban mucho de mí. Pero cuando empezamos a calentar, sentía muchos nervios, el técnico seguía dando las instrucciones y estaba listo para salir a ganar. El partido empezó y arrancamos bien. Pero cuando nos empezaron a meter los goles sólo se oían los gritos desde afuera. Como no me llegaba el balón, tuve que bajar a volantear para tener más participación en el partido. Pero el ánimo del equipo empezó a caer cada vez más. En el entretiempo, el técnico nos dijo que teníamos que seguir haciendo lo que sabíamos hacer y nos dio la confianza a pesar de que íbamos perdiendo. Mejoramos la actitud y estuvimos más tranquilos a la hora de jugar. Me fui muy triste porque quería anotar un gol pero no pude, no fue mi mejor día y creo que el del equipo tampoco. El técnico dijo que teníamos que corregir para el próximo partido, que rescataba cosas positivas del partido y que si hacemos las cosas bien ganaremos el próximo. Eso me anima a seguir dándolo todo y salir al siguiente partido con muchas ganas.
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