jueves, 17 de septiembre de 2009

Opinopincha



LA SELECCIÓN ARGENTINA: DE LA CERTEZA A LA DUDA


¿Qué pasa con la Selección? ¿Quiénes son los responsables de que la Argentina no muestre su mejor expresión futbolística? ¿Hay factores extrafutbolísticos? ¿Pasa por las relaciones personales entre el grupo? La prensa argentina busca explicaciones.

La Selección Argentina ha sido una selección de polémicas, pero no porque sea polémica, sino porque los argentinos se viven el fútbol a tal extremo que la vuelven polémica. Quiero devolverme en el tiempo hasta el mundial del año 1994. Argentina venía de jugar dos finales consecutivas en mundiales, a nadie se le pasaba por la cabeza una eliminación. En esas eliminatorias, recordemos que el sistema de clasificación era diferente. Se hacía por grupos y los cupos se repartían para entrada directa o repechaje.

Sorpresivamente Argentina pierde el último partido de la serie en su estadio contra la Selección de Colombia, se arma el escándalo y convocan a Diego Maradona para que baje de la tribuna y juegue en la cancha. Sacan la casta y consiguen apretadamente la clasificación para Estados Unidos, mundial donde se desató otro escándalo por dopaje del ya mencionado ícono argentino.

Por fortuna para los argentinos, les sobran jugadores con alta calidad para enfrentar cualquier competencia sin importar el sistema que se imponga. Cambiaron las eliminatorias y ahora se enfrentan todos contra todos en partidos de ida y vuelta. El equipo que fue al mundial de Francia 98 dirigido por Daniel Passarella contaba con jugadores de jerarquía. No siempre se logra un equipo con una columna vertebral tan sólida: Roberto Ayala liderando la defensa, laterales de ida y vuelta como Javier Zanetti, volantes que se complementan en función defensiva y ofensiva como Simeone y Verón, volantes creativos con gambeta y generación de fútbol como Ariel Ortega y goleadores netos como Batistuta y Crespo. Y sin contar el banco de suplentes (Balbo, Delgado, Gallardo, Almeida, Claudio López, Sensini, entre otros).

Aunque se supo de las diferencias que hubo internamente en el vestuario entre el técnico y algunos jugadores, la Selección Argentina regresó de Francia con remordimiento de conciencia por no llegar más lejos teniendo equipo para ser campeón. Para el 2002, Marcelo Bielsa es nombrado para dirigir la Selección. Un técnico con disciplina, algunos le critican su modo estricto para desarrollar su sistema de juego ofensivo. Bielsa toma esta base de jugadores internacionales y le suma explosión. Tres centrales, volantes laterales, dos centrocampistas de contención, uno neto de marca y otro de ida vuelta caso Verón, un volante creativo y dos delanteros, uno de área y otro por fuera. Logró una campaña destacada, y en el mundial, también creyendo que serían campeones, se quedaron en primera ronda.

Más confundidos quedaron los argentinos, el orgullo nacional y los egos heridos nuevamente. Los dirigentes no dudaron en cambiar al técnico, pues se han metido en la cabeza que si no son campeones el proceso no sirve. Como argumento afirmaron que se necesitaba recambio, “adiós a las viejas glorias y apostemos por los procesos que vienen creciendo de las divisiones menores”.

José Pekerman, quien fue campeón en tres mundiales con la Selección sub-20, es nombrado para comandar el pesado barco de la Selección Argentina. ¿Qué le pidieron? Lo que siempre piden en Argentina: la Copa del Mundo. Luego de dos mundiales, la tensión aumentó al igual que el hambre de resultado y sed de victoria, lo cual provocó más presión. El equipo de Pekerman se clasifica con los jugadores que él mismo dirigió en categorías menores. Llega a cuartos de final y es eliminado por Alemania en tanda de penales. Los técnicos toman la decisión de renunciar porque saben que sus procesos se van al piso en menos de un minuto cuando los resultados no se dan. Pekerman sabía lo que le esperaba, lo vio en los técnicos anteriores, sufre interiormente como todo entrenador y se marcha.

La cosa cada vez se complica más para la Selección Argentina. Mientras Brasil cosecha títulos sin ser el Brasil 70, Argentina empieza a pasar de la certeza de ser una de las mejores selecciones del mundo a la duda, pues se preguntan cuándo van a volver al más alto lugar. Es apenas lógico, en Argentina el fútbol es más que un deporte, más que un deporte un dogma, más que una doctrina… Si ganan son los mejores, si pierden no se lo perdonan, se culpan queriendo llegar al fondo para hallar explicaciones.

Tienen jugadores que son claves en los clubes internaciones, pero en la Selección, no se encuentran. ¿Por qué podría pasar eso? Alfio Basile regresó a la Selección. Le pidieron llamar a los que estuvieran en su mejor momento futbolístico sin importar nombres. Y empezaron nuevamente las sospechas. ¿Pasará algo en la intimidad del vestuario argentino? ¡Claro que pasa algo!

El tema no sólo pasa por lo futbolístico. A los jugadores no les parece la idea futbolística de Basile, cada jugador toma su posición y el técnico se va. Desesperados por el destino de la Selección, y en plena crisis de fe hacia su religión futbolera, los dirigentes argentinos acuden a quien fue su “Dios” como jugador: Diego Maradona. Y de entrada se evidencian las distancias que el mismo ex futbolista provoca. “El capitán será Mascherano y no tendré en cuenta a Riquelme”. Riquelme sale a hablar, la prensa sale a hablar, los jugadores también lo hacen, Maradona sigue hablando, todos hablan en Argentina, se responsabilizan unos a otros. Tenemos que Argentina hoy es un mar de dudas.

De ese equipo al que siempre se le reconoce su técnica, su fútbol vistoso, su entrega en la cancha y el amor a la camiseta, hoy se le dificulta formar equipo. No necesariamente los que están en mejor forma responden como se espera en la Selección. Empezando porque el sistema actual de eliminatorias no permite que los equipos logren jornadas completas de entrenamientos, es muy difícil para un técnico conformar un grupo que comprenda su idea táctica en tan pocos días. Algunos preguntarán, bueno, por qué Paraguay, Brasil o el mismo Ecuador han podido soportar más de dos y tres mundiales consecutivos. Tal vez porque desde la cabeza, es decir, la dirigencia, se haya tenido una visión más ecuánime frente a cómo debe manejarse un proyecto con tantas variables en el camino. En Argentina le exigen resultados al equipo. ¿Han tenido paciencia para los procesos? No, porque formar un equipo de fútbol no es llamar a los mejores futbolistas y ponerlos a jugar, es también generar un clima de entendimiento cuerpo técnico-jugadores, aceptar limitaciones, comprender pensamientos divergentes, generar acciones de cooperación, establecer confianza y comunicación, saber lidiar el triunfo y la derrota, que todas la partes asuman un mismo objetivo y filosofía. Y eso, lleva tiempo…

Hace muchos partidos que no veo una Selección Argentina que juegue en equipo, mostrando una tendencia a resolver los conflictos futbolísticos con la genialidad de Aimar, Tévez, Messi, o algún talentoso. Es cierto que una individualidad rompe cualquier planteamiento táctico y que los planteles necesitan de éstas, pero también es cierto que de nada sirven las individualidades cuando no hay una idea de conjunto asimilada. Y si no hay un técnico que clarifique eso, se hace difícil explotar las cualidades de estos jugadores desequilibrantes.

En el fútbol de hoy eso de los grandes y los chicos ha dejado de prevalecer. En Brasil han entendido el fútbol actual, ya no es el Brasil que hacía muchos toques para llegar al otro arco y marcar, se han adaptado al fútbol moderno de pase largo y efectividad. Tal vez por eso siga ganando, entienden que los rivales también han crecido y no juegan siempre de la misma manera. Paraguay creció, ya no pelotean tanto, hoy sus jugadores son más técnicos. Ecuador creció, Venezuela creció, Bielsa tomó a Chile y prácticamente lo regresó al mundial. Y hay que reconocer que el rival también juega, tanto a Argentina como a Brasil les ganan. ¡Bolivia los ha goleado sin piedad!

No voy a entrar en la discusión sobre la función de Maradona como técnico. Lo vi dirigir en el fútbol argentino hace años y siempre he pensado que para ser técnico hay que formarse en conceptos técnicos, tácticos y físicos, y también en metodologías pedagógicas independiente de que se tenga camerino, pues es un factor que indudablemente para mí aporta bastante; muchos critican sin haberse puesto los guayos alguna vez. Creo que en todos los equipos deben sentarse a dialogar, definir lo que se quiere, cómo se va a lograr y trabajar con las personas que compartan la misma idea, más en circunstancias difíciles donde sólo se ven reflejadas las dudas.

Carlos Andrés Escobar B.

Psicólogo

simplementepalabras@hotmail.com

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