miércoles, 25 de abril de 2012

Opinopincha



‘JUICIO ARBITRAL’… ¿DÓNDE QUEDÓ EL BALÓN?


No soy quién para decir si un árbitro pita bien o mal. Acerca del fútbol, últimamente he optado por callarme lo que en verdad pienso (lo hablo conmigo mismo a la manera del filósofo). Primero, por respeto a quienes lo viven a nivel profesional; segundo, por quienes lo han estudiado; y tercero, para evitarme altercados con aquellos que dicen haber visto mucho aunque sus comentarios no lo demuestren.

Todos los días hablan de los árbitros. Y así como hablan de los árbitros, hablan de los jugadores y de los técnicos. Siempre tienen una valoración positiva y negativa. “Bielsa es bueno, Péckerman es malo”. “Maturana fue bueno, Rueda fue malo”… Por ejemplo, Markarián era bueno el año pasado cuando terminó la Copa América, algunos periodistas peruanos auguraban el ‘Renacimiento’ de la época dorada, pero ahora es malo porque realiza microciclos. Tan malo es que ni siquiera tiene derecho a defenderse de un hincha que lo ataca verbalmente sin argumento alguno, y que de haberle golpeado, entonces le hubiesen clasificado como un gamberro solamente por evitar ser agredido.

Es desolador y a la vez da susto… Tanta erudición sobre fútbol sólo para limitarse a decir: “es bueno, es malo…” Por un “mal” pase entregado, por un cambio “mal” hecho, por una jugada “mal” cobrada… Hace poco me encontré en la calle a un viejo conocido de esos de la época cuando íbamos al estadio a ver equipos que no eran de nuestro afecto. Decepcionado, me decía: “se creen normales pero parecen enfermos, sólo ven lo malo”.

 A Machado, a Roldán, a Vélez y demás árbitros del fútbol local los critican porque son malos y no saben pitar, los tildan hasta de ineptos, como si el error arbitral pasara en todos los casos por equivocarse adrede o no aplicar el reglamento al pie de la letra. Por fortuna existen miles de estudios de fisiólogos, educadores físicos y expertos arbitrales realizados en Europa y en América (D´Ottavio & Catagna en Italia, Plessner y otros colaboradores en Inglaterra y Estados Unidos -esos sólo para entregar algunos como ejemplo) que han hallado argumentos contundentes en los últimos 20 años explicando el sesgo arbitral, razones lógicas dentro de la experiencia deportiva como el agotamiento físico y la deshidratación, el defecto visual-auditivo, el ángulo y ubicación frente a las jugadas, el control de temperamentos de futbolistas y técnicos, el tipo de competencia y otros factores externos de orden sociocultural.

De tiempo para acá, los comentarios de fútbol se centran en todo menos en la pelota. Hablan de los salarios y de los fichajes, de los escándalos dentro y fuera del vestuario, de periodistas que recomiendan entrenadores, de sobornos a árbitros, de partidos arreglados, de otros delirios y de un pocotón de personajes que a la larga ni tienen nada que ver con el fútbol. ¿Dónde quedó el balón? En el fútbol globalizado, se vende más la trompada que se dieron hinchas y futbolistas detrás de los buses en la sede de concentración que una virtud técnica o un acto de deportividad.


Carlos Andrés Escobar B.
Psicólogo

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